El bambú Japonés
Texto Tomado de: http://www.motivacionysuperacion.com/2010/07/la-historia-del-bambu-japones.html
Lean esta historia que escuche de una muy buena maestra compañera Santa Arias Mariano,
y quiero compartirlas con mis compañeros y compañeras, porque muchas
veces en nuestra vida personal y profesional, es como si plantáramos un
bambú. Trabajamos incansablemente, invertimos mucho tiempo, nos
esforzamos al máximo, haces todo lo que posible y más, para nutrir
nuestros proyectos, nuestro conocimiento, por defender nuestros ideales …
pero algunas veces no se ve nada durante semanas, meses o años; la
paciencia se nos agota y empezamos a creer que los entonces mayores nos
decían es cierto, el tiempo enseña a no luchar y cavamos por ceder; pero
esta lectura nos enseñara que si tenemos paciencia para continuar
trabajando, persistiendo y alimentando, un día veremos crecido y fuerte
lo luchado, lo sembrado y veremos cambios que tu jamás esperabas…Por eso
se que después de leer esta lectura no nos daremos jamás por
claudicados nuestros proyectos y de nuestros sueños…
La historia del bambú japonés
No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de
buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien
cultiva la tierra no se impacienta frente a la semilla sembrada,
halándola con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus
fuerzas: ¡Crece, por favor!
Hay algo muy curioso que sucede
con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes:
siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.
Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad, no
pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto
que, un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado
semillas infértiles.
Sin embargo, durante el séptimo año, en
un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30
metros! ¿Tardó sólo seis semanas crecer? No, la verdad es que se tomó
siete años y seis semanas en desarrollarse.
Durante los
primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando
un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el
crecimiento, que iba a tener después de siete años.
Sin
embargo, en la vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar
soluciones rápidas y triunfos apresurados, sin entender que el éxito es
simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere
tiempo.
De igual manera, es necesario entender que en muchas
ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada
está sucediendo.
Y esto puede ser extremadamente frustrante.
En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración
del bambú japonés y aceptar que "en tanto no bajemos los brazos" ni
abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, sí está sucediendo
algo, dentro nuestro…
Estamos creciendo, madurando.
Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando
los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste
al fin se materialice.
Si no consigues lo que anhelas, no desesperes... quizá sólo estés echando raíces...
Con afecto su amigo, compañero y Camarada Juan Carlos Barraza Calderón.
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