MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- Tú, encogido asalariado que viajas
sudoroso en el transporte público, nos provocas vomitivo desprecio.
¡Ignorante!, cargando tu portafolio barato y vestido con trajes Aldo
Conti, qué minúsculo te ves desde nuestro Porsche.
Eres jodido
porque quieres. Carente de belleza, educación, gracia y, sobre todo,
clase. Por eso, indio, te has ganado la miseria. Eres la razón del
retraso del país. ¡Qué diferencia sería si todos los mexicanos fuesen
bonitos, güeritos, con ropa linda! Pero no, has de ser tú, naco
despreciable que se conforma con el hediondo Xochimilco, el rostro que
damos al mundo.
¡Pinche puto de mierda, chinga tu madre pinche
asalariado, por putos como ustedes a este país le está cargando la verga
y súbelo con López Dóriga y con Loret de Mola!: Azalia Ojeda,
exprotagonista del reality Big Brother, dirigiéndose a un policía del
Distrito Federal.
Basta con leer el artículo clasificado de El
Universal para descubrir que existen miles de empleos para ti,
zarrapastroso. Sí, nosotros hace mucho que no trabajamos, pero lo
ganamos con méritos. No fue fácil humillarnos hasta el ridículo para
ascender en nuestra carrera política. Aunque no lo pienses, al principio
duele mancharse las manos de sangre. ¿Crees que es sencillo llegar a
ser dueño de un monopolio? ¡No!, hay que tener los pantalones bien
puestos. Todos te piden dinero, el gobierno municipal, el estatal, el
federal, el proveedor, el contratista. Hay que lidiar con miles de
mugrosos, como tú, que siempre andan quejándose y pidiendo aumento de
sueldo. ¡Carajo, si supieran lo que cuesta!
No sabes con quién
te metes, pinche gato: empresario Miguel Sacal, dueño de Indie Jeans,
mientras golpea a un recepcionista, enojado porque en su edificio no
había un gato hidráulico.
Dejemos las cosas en claro, tú no
eres nadie. Si nos pasamos el alto, tenemos el derecho, el secretario de
Vialidad es nuestro compadre. Si manejamos borrachos, ni nos toques,
perderás tu trabajo de asalariado. Ay de ti si investigas nuestras
relaciones con el crimen organizado: te mandamos matar.
Mis
cuates y nosotros gobernamos, tú y tu voto son pura simulación,
achichincle de mierda. Nosotros decidimos qué verás en la televisión,
qué escucharás y con qué te divertirás. Ponemos el precio del huevo y
del café. Llamamos a una trasnacional para que haga papilla tu negocio
mugriento. Fabricamos los pantalones que traes puestos, escribimos las
leyes, mandamos cerrar restaurantes, decidimos quién vive y quién no.
Tu vida, esa cadena de tragedias que llamas vida, es una porquería que
nos llena de ternura. No puedes nombrar casa a ese departamento de
cuatro por cuatro donde convives con tus hijos y tu pareja. ¡Jamás vas a
un buen restaurante, por Dios! ¿Alguna vez has salido del país?
Soy representante en la tribuna más alta del país; soy la persona que
consigue los recursos para que estemos bien acá: senadora perredista Luz
María Beristáin, regañando a una empleada tras perder, por retraso, un
vuelo de Viva Aerobús.
La vida es bonita, para disfrutarla,
viajar, comprar en Casa Bijan y ver el ocaso en Kaihalulu Hill Beach.
Claro, también hay que crecer y mejorar como persona: si eres prietito,
puedes blanquearte con cirugía; si te faltan pechos, ¡uff, el doctor
Díaz Infante te coloca unos preciosos!, si tienes kilitos de más, ve a
Sport City, ¡Por Dios!
No nos vamos a extender más: queremos un
México libre de ti, de gorditas, del América, del lago de Chapultepec,
de los globos del parque, de Milano, Elektras y Big Cola. Un México de
primer mundo, sin Infonavits, con muchas Park Avenues y mujeres
bronceadas.
Por todo lo anterior, ¡Chinga tu madre, pinche asalariado!
Atte:
L@s ladies y gentlemen del país.
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